martes, 12 de diciembre de 2006

Sólo una calada

34.Sólo una calada

Aquí es donde fracasan muchos fumadores que intentan dejarlo con el
Método de la Fuerza de Voluntad. Aguantan tres o cuatro días, y luego fuman
un cigarrillo ocasional o se toman unas cuantas caladas para «ayudarse». No se
dan cuenta del efecto devastador que esto tiene en su moral.

Para la mayoría de los fumadores esa primera calada no sabe bien, y eso
les alegra. Piensan: «Qué bien, no me ha gustado, ya estoy perdiendo las ganas
de fumar.»

Lo que ocurre es todo lo contrario. Grábatelo en tu mente: NUNCA
DISFRUTABAS DE LOS CIGARRILLOS. El disfrute no fue la razón por la que
fumabas. Si los fumadores fumasen por gusto, nadie fumaría un segundo
cigarrillo después del primero.

La única razón por la que fumabas era para alimentar ese «monstruito».
Piensa que lo has dejado sin comida; imagínate lo que le habrá gustado esa
caladita que te has dado. Conscientemente no te das cuenta de ello, pero en el
subconsciente se registrará la dosis que acaba de entrar en el cuerpo, y se
derrumbarán todas tus prevenciones anteriores. Ya habrá una vocecita en la
oscuridad de tu mente, diciendo: «A pesar de todos los argumentos lógicos, no
hay nada como un pitillo. Quiero otro.» Esa caladita tiene dos efectos nefastos:

1. Mantiene vivo el «monstruito» en tu cuerpo.
2. Lo que es peor, alimenta al «gran monstruo» que tienes en la mente.

La primera caladita te llevará con facilidad a la segunda.
RECUERDA: CON UN «SOLO CIGARRILLO» ES COMO SE ENGANCHA
LA GENTE AL PRINCIPIO.

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