lunes, 11 de diciembre de 2006

Evita los incentivos falsos


31.Evita los incentivos falsos


Muchos fumadores, al dejar de fumar por el Método de la Fuerza de
Voluntad, intentan hacerlo más fácil con incentivos falsos.

Hay muchos ejemplos. Uno típico: «Con lo que ahorre podemos irnos de
vacaciones toda la familia.» Esto parece ser una actitud lógica y sensata, pero
es totalmente falsa; porque la mayoría de los fumadores saben perfectamente
que preferirían mil veces fumar durante las 52 semanas del año y no irse de
vacaciones. Y siempre habrá una duda, porque no sólo tendrá que estar todo un
año sin fumar, sino que no sabe si podrá disfrutar de esas vacaciones sin su
tabaco. Lo único que se consigue es aumentar la sensación de sacrificio, y por
tanto, hacer que el tabaco tenga más valor todavía en la mente del fumador. Lo
que hay que hacer es mirar el otro lado del asunto: «¿En qué me beneficia el
tabaco? ¿Por qué necesito fumar?» Otro ejemplo es: «Me podré comprar un
coche mejor.» Puede que sea cierto, y a lo mejor consigues dejar el tabaco
hasta que te compres el coche, pero una vez que el coche haya dejado de ser
una novedad, te sentirás privado y volverás a caer en la trampa.

Otra cosa muy corriente es el pacto entre miembros de la familia o entre
compañeros de trabajo. La ventaja de estos pactos es que efectivamente
eliminan la tentación durante parte del día. Pero no suelen funcionar por varios
motivos:

1. El incentivo es falso. El hecho de que otros dejen de fumar no quiere
decir que puedas dejarlo tú. Lo único que se consigue es aumentar la
presión social y la sensación de sacrificio. Funcionan bien solamente
cuando todos los fumadores involucrados quieren dejar de fumar
realmente en ese momento. No se puede obligar a la gente, y aunque
todos los fumadores, en el fondo, querrían dejarlo, si no están
preparados, el pacto sólo les produce más ganas de fumar. En algunos
casos les convierte en fumadores secretos, lo cual aumenta aún más
su dependencia.

2. La teoría de la manzana podrida, o la interdependencia entre los
miembros del pacto. Con el Método de la Fuerza de Voluntad el
fumador pasa por un período de sufrimiento, esperando que
desaparezcan las ganas de fumar. Si se rinde, tiene la sensación de
haber fracasado. Con el Método de la Fuerza de Voluntad es inevitable
que antes o después uno de los miembros del pacto se rinda, dándoles
a los demás la excusa que han estado buscando. No es culpa suya,
ellos hubieran aguantado...; «pero Pepe les ha fallado». En muchos
casos la verdad es que muchos de ellos llevaban tiempo haciendo
trampa antes de que fallase Pepe.

3. Compartir la gloria es la teoría contraria a la de la manzana podrida. No
se siente tanta vergüenza cuando falla un pacto, porque es una
vergüenza compartida. Cuando dejas de fumar hay una sensación de
haber conseguido algo realmente importante, y la atención que recibes
de tus amigos y familiares puede ayudar mucho durante los primeros
días. Cuando hay muchas personas que lo hacen al mismo tiempo, es
gloria compartida y ayuda mucho menos.

Otro ejemplo más del incentivo falso es el soborno. Por ejemplo: el padre
que ofrece dinero a su hijo adolescente si deja de fumar, o las apuestas: «Si no
lo consigo, te pago diez mil pesetas.» En un programa de televisión hace poco vi
un ejemplo. Un policía que intentaba dejar de fumar metió en un paquete de
tabaco un billete de cinco mil. Se había prometido a sí mismo: podía volver a
fumar cuando quisiera, pero primero tenía que quemar el billete. Aguantó unos
días, pero al final el billete ardió.

No te engañes; si no son suficientes motivos los cinco millones de pesetas
que se gasta a lo largo de su vida el fumador medio, una posibilidad entre tres
de tener una enfermedad horrenda, el mal aliento, la tortura física y mental, la
esclavitud, el desprecio de la mitad de la población y el desprecio que sientes
por ti mismo, entonces, unos incentivos artificiales en el último momento no van
a cambiar nada. Sólo te lo harán más difícil. Mira siempre el otro lado del tira y
afloja.

¿Qué beneficio me proporciona? NINGUNO.
¿Por qué tengo que seguir fumando? NO TIENES QUE SEGUIR. SOLO
ESTÁS CASTIGÁNDOTE.

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