lunes, 11 de diciembre de 2006

Es fácil dejarlo, si sabes cómo

32.Es fácil dejarlo, si sabes cómo

Este capítulo contiene las instrucciones para que puedas dejar de fumar
con facilidad. A condición de que sigas las instrucciones, verás cómo puede ser,
desde relativamente fácil, hasta todo un placer. Pero recuerda que los malos
cocineros son los que no leen bien las recetas.

Es absurdamente fácil dejar de fumar. Sólo tienes que hacer dos cosas:



1. Toma la decisión de que nunca más vas a fumar,
2. No te deprimas, alégrate.



Entonces preguntarás:
¿Si eso es todo, para qué está el resto del libro?
¿Por qué no podías haber dicho eso al principio?

Simplemente, porque antes o después te hubieras deprimido y, en consecuencia, hubieras abandonado tu decisión. Lo más probable es que ya lo hayas hecho varias veces.

Ya hemos visto que el fumar es una trampa sutil y siniestra. El problema
principal al dejarlo no es la adicción en sí, sino el lavado de cerebro, y primero
hemos tenido que eliminar todos los conceptos falsos y las ideas ilusorias. Hay
que conocer al enemigo y saber cómo actúa: entonces será fácil vencerlo.
He estado la mayor parte de mi vida intentando dejar de fumar, pasando
semanas enteras de oscura depresión. Cuando al final lo dejé, pasé de cien
pitillos diarios a CERO, y no me sucedió nada. Incluso disfruté durante el
período del mono, y nunca he vuelto a tener ganas de fumar. Es, sin duda
alguna, lo mejor que me ha ocurrido en toda mi vida.

No entendía por qué había sido tan fácil, y tardé mucho tiempo en
comprenderlo. Sabía con toda certeza que nunca más iba a fumar. En mis
intentos anteriores, por muy decidido que me creyera, estaba «intentando» dejar
de fumar, esperando que si podía sobrevivir por un período suficientemente
largo, entonces el deseo desaparecería. Por supuesto, no se acabaron las
ganas de fumar porque estaba esperando a que ocurriera, y me deprimía.

Cuanto más lo añoraba, más necesitaba fumar, y era un círculo vicioso. Mi
último intento era diferente. Como todos los fumadores hoy en día, había
considerado mucho el asunto. Hasta entonces, cada vez que fracasaba me
consolaba pensando que la próxima vez sería más fácil. Nunca se me ocurrió
pensar que tendría que seguir fumando para el resto de mi vida. Este último
pensamiento me horrorizó tanto, que empecé a reflexionarlo profundamente.

En lugar de encender cada cigarrillo de una manera automática, empecé a
analizar lo que sentía mientras fumaba. Esto confirmó lo que ya sabía: no me
gustaban los cigarrillos, y además eran sucios y repulsivos.

Empecé a observar a los no fumadores. Hasta entonces los había
considerado personas con poca personalidad, antipáticas, excesivament
cuidadosas. Pero cuando se les examinaba de cerca, resultaron ser más
fuertes, más relajadas. Parecían tener más capacidad para afrontar los
problemas y las tensiones de la vida, y disfrutar más que los fumadores en los
acontecimientos sociales. Desde luego tenían más vitalidad, más chispa.

Empecé a hablar con los ex fumadores. Hasta entonces habían sido para
mí personas que habían dejado de fumar por razones económicas o de salud, y
que en secreto siempre se consumían por un cigarrillo. Unos cuantos,
efectivamente, decían: «Sí, de vez en cuando te apetece uno, pero el momento
pasa rápidamente, y no es para preocuparse.» Pero la mayoría decía:
«¿Echarlo de menos? En absoluto. En mi vida me he encontrado mejor.»

Hablar con los ex fumadores también me quitó otro concepto falso. Creía
tener en mí alguna debilidad especial, pero de repente vi que todos los
fumadores tienen la misma pesadilla. En resumidas cuentas, me dije: «Ahora
hay millones de personas que dejan de fumar, y viven felices. Yo no necesitaba
el tabaco antes de empezar a fumar, y recuerdo todavía lo que me costó
acostumbrarme a este hábito tan repulsivo, entonces, ¿por qué tengo que seguir
fumando?» De todas formas no sacaba ningún placer de ello, odiaba todo su
sucio ritual y no quería ser esclavo de ese hierbajo durante el resto de mis días.
Entonces me dije: «Allen, TE GUSTE O NO, ACABAS DE FUMAR TU
ÚLTIMO CIGARRILLO.»

Desde ese momento sabía que no volvería nunca a fumar. No esperaba
que fuese fácil, sino todo lo contrario. Estaba convencido de que me esperaban
meses de profunda depresión, y de que durante toda mi vida sentiría las ganas
de fumar de vez en cuando. Pero nada de eso: desde el primer momento, ha
sido maravilloso.

Tardé mucho en comprender por qué había sido tan fácil y por qué en esta
ocasión no había padecido tanto el temible mono. La realidad es que el mono no
es de temer. Son las dudas y la incertidumbre las que causan el sufrimiento. La
tremenda verdad es que ES FÁCIL DEJAR DE FUMAR. Sólo es la indecisión y
el añorar una ilusión lo que lo hacen difícil. Aun estando enganchados con la
nicotina, los fumadores pueden estar horas y horas sin fumar en ciertas
situaciones, y no les pasa nada. Solamente sufres cuando quieres fumar y no te
dejan.

Entonces, la clave está en tomar una decisión definitiva y final, sin
apelación. No hay que esperar haberlo quitado, sino saber que eres libre. No
dudes nunca de tu decisión, ni la cuestiones, sino al contrario: alégrate siempre
de haberla tomado.

Si tu decisión es definitiva, será fácil desde el principio. ¿Pero cómo
puedes tomar esta decisión definitiva si no sabes si va a ser fácil o no? Por esto
es importante leer el resto del libro: Hay ciertos puntos fundamentales y es
necesario fijarlos claramente en tu mente antes de dejarlo.

1. Date cuenta de que tú, sí lo puedes lograr. No eres diferente de los
demás, y la única persona que te puede obligar a fumar otro cigarrillo
eres tú.

2. No hay nada en absoluto que sacrificar. Al contrario, vas a obtener
unos beneficios enormes. No sólo quiero decir que tendrás más dinero
y mejor salud, sino que disfrutarás más de los buenos momentos y
sufrirás menos en los malos,

3. Grábate que no existe eso de «un solo cigarrillo». Fumar es
drogadicción, y una reacción en cadena. Si añoras un cigarrillo de vez
en cuando, sólo te estarás castigando para nada.

4. Mira todo lo relacionado con el fumar no como un hábito social que
puede o no dañarte, sino como lo que es: drogadicción. Enfréntate al
hecho, lo quieras o no, TIENES ESA ENFERMEDAD. No
desaparecerá porque escondas la cabeza. Acuérdate, cómo todas las
enfermedades que incapacitan, no sólo dura toda la vida, sino que
empeora día a día. El mejor momento para atajarla es ahora mismo.

5. Distingue entre la enfermedad (es decir, la adicción química), y el
estado mental de ser fumador o no fumador. Si tuvieran esa
oportunidad, todos los fumadores la aprovecharían en seguida, para
poder volver a la época de antes de que se engancharan. Tú tienes
esa oportunidad hoy. Ni siquiera lo consideres como «renunciar a
fumar». Una vez que has tomado la decisión definitiva, y que has
fumado tu último cigarrillo, ya serás no fumador. Un fumador es una
persona que va por la vida destruyéndose con el tabaco. Un no
fumador es una persona que no hace eso. Una vez hayas tomado esa
decisión definitiva, ya has logrado tu meta. Alégrate. No te quedes
añorando melancólicamente un cigarrillo, esperando a que
desaparezca la adicción química. Sal y disfruta de la vida
inmediatamente. La vida es maravillosa, incluso mientras eres adicto a
la nicotina, y será cada día mejor cuando no lo seas.

Lo fundamental para que te resulte fácil dejar de fumar es convencerte a ti
mismo sin la menor duda de que serás capaz de abstenerte totalmente durante
el período de retirada de la nicotina (máximo tres semanas); y si tienes la actitud
mental correcta, lo encontrarás absurdamente fácil.

En este momento, si has leído con la mente abierta, como te aconsejé al
principio, ya habrás decidido dejar de fumar. Deberías sentir ahora una especie
de excitación, como un perro que tira de la cadena. Estarás deseando eliminar
el veneno de tu cuerpo.

Si todavía sientes miedo, y lo ves todo negro, es por uno de estos tres
factores:

1. Hay algo que todavía no ha cuajado en tu mente. Léete otra vez los
cinco puntos anteriores y pregúntate si los aceptas como verdades. Si
tienes alguna duda, vuelve a leer el capítulo correspondiente.

2. Lo que temes es el fracaso. No te preocupes, sigue leyendo. Lo
conseguirás. Todo lo relacionado con el fumar es un timo de enormes
dimensiones. Hasta las personas más inteligentes pueden ser víctimas
de un timo, pero sólo un imbécil que ha descubierto el truco, seguirá
engañándose a sí mismo.

3. Estás de acuerdo en todo, pero sigues deprimido. ¡No te deprimas, no
tiene sentido! Abre bien los ojos; te está ocurriendo algo fantástico,
estás a punto de salir de la cárcel.

Es imprescindible empezar con la actitud mental correcta. Hay que pensar:
¿No es maravilloso? ¡Soy un no fumador!

Lo único que tenemos que hacer ahora es mantener esa actitud mental
durante el período transicional. En los próximos capítulos trataremos algunos
puntos específicos para mantener tu estado de ánimo durante ese período. Al
final del período transicional pensarás así de modo automático. Y el único
misterio en tu vida será: «Es tan obvio, ¿por qué no podía verlo antes?» Sin
embargo, dos advertencias importantes:

1. No apagues tu último cigarrillo hasta que hayas terminado el libro.
2. Ya he dicho varias veces que el período de retirada de la droga es de
unas tres semanas. Esto puede causar algún que otro malentendido.
En primer lugar, puedes pensar a nivel subconsciente que vas a tener
que sufrir durante tres semanas. No es así. En segundo lugar, evita la
trampa de decirte: «Sólo tengo que abstenerme de fumar durante tres
semanas, y seré libre.» No va a ocurrir nada al cabo de las tres
semanas. No vas a tener la sensación repentina de ser no fumador.

Los no fumadores no se sienten diferentes de los fumadores. Si te
dejas deprimir durante esas tres semanas, lo más probable es que
sigas deprimiéndote después. Lo que quiero decir es que si te dices
desde un principio: «Qué bien, ya no voy a fumar nunca más»,
después de las tres semanas, toda tentación desaparecerá.. Mientras
que si te dices: «Si logro sobrevivir tres semanas sin fumar», darás tu
vida por un cigarrillo al cumplir las tres semanas. (El juego de palabras
no es intencionado.)

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