lunes, 11 de diciembre de 2006

Elegir el momento idóneo

28.Elegir el momento idóneo

Es evidente que, como el tabaco te está haciendo daño, el mejor
momento para dejarlo es ahora mismo; pero creo que es importante elegir un
momento oportuno. Nuestra sociedad considera el fumar como un hábito algo
desagradable, que puede perjudicar tu salud. No es cierto. Es una
drogadicción, es una enfermedad, y es la principal causa de muerte en la
sociedad occidental. En la vida de un fumador, lo peor que le ha ocurrido
jamás, ha sido engancharse con este terrible hierbajo. Si se queda
enganchado, ocurren cosas horribles. Es importante elegir el momento, para
darte el derecho a una cura en condiciones.

Primero piensa cuáles son los momentos en los que el cigarrillo te resulta
realmente imprescindible. Si eres hombre de negocios y fumas por la ilusión de
reducir el estrés, elige una temporada floja; no es mala idea elegir tus
vacaciones. Si fumas principalmente durante los períodos de inactividad y
aburrimiento, haz lo contrario. Hagas lo que hagas, tómatelo en serio y
considéralo como la acción más importante de tu vida
. Piensa en todo lo que
puede ocurrir en las primeras tres semanas, y prepárate para cualquier
eventualidad que pueda conducir al fracaso. Las situaciones como las fiestas
de Navidad, o cualquier otro acontecimiento social no tienen por qué asustarte
si te preparas de antemano, y si sabes que no te vas a sentir privado de nada.
No trates de reducir el consumo mientras tanto, porque así sólo te crearás la
ilusión de que disfrutas con los cigarrillos. En realidad, te ayudaría si fumaras
incluso más. Mientras fumes ese último cigarrillo, fíjate bien en el olor y en el
sabor desagradable, y piensa en lo maravilloso que va a ser cuando te permitas
no hacerlo.


Sea como sea, no caigas en la trampa de decir: «Ahora, no, luego»; y de
olvidarte de ello: fija una fecha ahora y espera este momento con ilusión.
Acuérdate de que no te vas a privar de nada. Al contrario, vas a recibir unos
beneficios maravillosos.

Llevo años diciendo que sé más sobre los misterios del fumar que
cualquier otro en este planeta. El problema es el siguiente: aunque cada
fumador fuma puramente para aliviar la ansiedad química, no es la adicción a la
nicotina en sí la que engancha al fumador, sino el lavado de cerebro que resulta
de la adicción. Una persona inteligente se dejará engañar por un timo. Pero
sólo un imbécil seguiría dejándose engañar una vez que se da cuenta de que
es un timo. Afortunadamente la mayoría de los fumadores no son imbéciles;
aunque lo piensen. Cada fumador particular tiene su propio lavado de cerebro
personal y privado. Esto es debido, al parecer, a la existencia de una amplia
gama de diferentes tipos de fumadores, tan amplia que sólo sirve para reforzar
los misterios.

Con la ventaja de cinco años de experiencia desde que publiqué la
primera edición de este libro, y teniendo en cuenta que cada día aprendo algo
nuevo sobre el fumar, estaba agradablemente sorprendido al darme cuenta de
que la filosofía mantenida en la primera edición seguía siendo sólida. A lo largo
de los años he adquirido la habilidad sobre el modo de comunicar mis
conocimientos, en relación a la trampa de fumar, a cada fumador en particular.

Yo sé que cada fumador no sólo podría encontrar fácil dejar de fumar, sino que
también disfrutaría del proceso. Es sumamente frustrante y no tiene sentido, si
yo no consigo que el fumador se dé cuenta de ello.

Muchas personas me han dicho: «Dices: sigue fumando hasta que
termines el libro. Esto puede tener el efecto de que el fumador se eternice
leyendo el libro o incluso que no lo termine. Por tanto, tendrías que cambiar
esta instrucción». Esto suena lógico, pero se que si el consejo fuera: «Déjalo
inmediatamente», algunos fumadores ni siquiera empezarían a leerlo.
En los primeros tiempos, cuando empezaba a dar sesiones, acudió un
fumador que dijo: «Verdaderamente me ofendo al tener que pedirle ayuda. Sé
que soy de voluntad firme. Domino en los demás aspectos de mi vida, ¿Cómo
puede ser que otros fumadores estén dejándolo con su propia fuerza de
voluntad, mientras que yo tengo que visitarle a usted?» Siguió: «Creo que
podría hacerlo yo solo, si pudiera fumar mientras lo dejara».

Puede que esto suene contradictorio, pero entiendo perfectamente lo que
quería decir ese hombre. Vemos el dejar de fumar como una cosa terriblemente
difícil de hacer. ¿Qué es lo que necesitamos cuando tenemos algo difícil de
hacer? Necesitamos nuestro pequeño apoyo. Así, de una manera rara, es un
doble golpe. No sólo tenemos algo difícil que hacer, lo que ya es bastante duro,
sino que estamos sin nuestra ayuda.

No se me ocurrió hasta mucho después de irse el hombre que la
instrucción de seguir fumando es lo más bello de mi método. Puedes seguir
fumando mientras lo estás dejando. Primero te deshaces de todas tus dudas y
temores y cuando apagas aquel último cigarrillo ya eres no fumador y disfrutas
de serlo.

El único capítulo en el que he cuestionado mi consejo original es este
capítulo en el asunto del momento idóneo. He comunicado que si las ocasiones
cuando te fumas tus cigarrillos especiales coinciden con situaciones de estrés
en el trabajo, elijas unas vacaciones para dejarlo y viceversa. En realidad, esta
no es la manera más fácil de hacerlo, la manera más fácil es buscar un
momento difícil, sea una situación de estrés, o social, de concentración o de
aburrimiento. Una vez compruebes que puedes hacerles frente y en la peor
situación disfrutar de la vida, todas las demás situaciones serán fáciles. Pero si
diera esta instrucción como algo definitivo, ¿te propondrías dejarlo?

Déjame emplear una analogía. Mi mujer y yo tenemos la intención de ir a
nadar juntos. Llegamos a la piscina al mismo tiempo, pero rara vez nadamos
juntos. La razón es que ella sumerge un dedo del pie y media hora más tarde
está nadando. Yo no aguanto semejante tortura lenta. Sé de antemano que en
algún momento, por muy fría que esté el agua, al final voy a necesitar valor
para meterme. Por tanto, he aprendido a hacerle de la manera más sencilla: me
tiro de cabeza en el mismo momento. Ahora, vamos a suponer que insistiera en
que si no se tiraba mi mujer de cabeza, no podría nadar nunca, sé que no
nadaría nunca. Ves el problema.

Por experiencia sé que muchos fumadores han seguido el consejo original
que di en su momento en cuanto a atrasar lo que ellos piensan que será el día
terrible. Mi pensamiento siguiente era emplear la misma técnica que en el
capítulo dedicado a las ventajas del fumar, algo así como: «Decidir el momento
idóneo es muy importante. Y en el próximo capítulo te aconsejaré sobre el
mejor momento para dejarlo.» Vuelves la hoja y ves un enorme: AHORA. Esto
es, en realidad, el mejor consejo, pero ¿lo seguirías?

Este es el aspecto más sutil de la trampa del fumar. Cuando tenemos una
situación de auténtico estrés, no es un buen momento para dejarlo, y si no
tenemos estrés en nuestra vida no tenemos ningún deseo de dejarlo.
Hazte las siguientes preguntas:

Cuando fumaste aquel primer cigarrillo, ¿verdaderamente decidiste seguir
fumando el resto de tu vida, todo el día, todos los días, sin poder dejarlo
nunca?
POR SUPUESTO QUE NO.

¿Vas a seguir fumando el resto de tu vida, todo el día, todos los días sin
poder dejarlo nunca?
POR SUPUESTO QUE NO.

Entonces, ¿cuándo lo dejarás?, ¿mañana?, ¿el año que viene?, ¿un año después?

¿No es esto lo que has estado preguntándote desde que te diste cuenta
por primera vez de que estabas enganchado? ¿Esperas que una mañana te
despertarás sin más ganas de fumar? Deja de engañarte. Yo he esperado que
eso me ocurriera a mí durante treinta y tres años. Con la adicción a una droga
te enganchas progresivamente más, no menos. ¿Piensas que va a ser más
fácil mañana? Te estás engañando a ti mismo. Si no puedes hacerlo hoy, ¿qué
te hace creer que va a ser más fácil mañana? ¿Vas a esperar hasta que hayas
contraído una de las enfermedades mortales? Eso no tiene sentido,
La verdadera trampa es la creencia de que ahora no es el momento
idóneo. Siempre será más fácil mañana.

Creemos que nuestra vida está llena de estrés. En realidad no es así. Nos
hemos desecho de la mayor parte de auténtico estrés en nuestra vida. Cuando
sales de tu casa no tienes que vivir con el miedo de que te van a atracar bestias
salvajes. La mayoría de nosotros no tenemos que preocuparnos de la comida,
ni si tendremos un techo esta noche. Pero piensa en la vida de un animal
salvaje. Cada vez que un conejo sale de su conejera tiene que hacer frente a
«Vietnam» toda su vida. Pero el conejo puede hacerle frente: tiene adrenalina y
otras hormonas; y nosotros las tenemos también. La verdad es que los
períodos de más estrés en la vida de cualquier criatura son la niñez y la
adolescencia. Pero tres billones de años (nota del escritor: es una mala traduccion de billion,
que realmetne quiere decir 3 mil millones) de selección natural nos han
preparado para poder hacer frente al estrés. Tenía cinco años cuando empezó
la guerra. Las bombas destruyeron nuestra casa y fui separado de mis padres
durante dos años. Me tocó vivir con personas que me trataban cruelmente. Fue
un período desagradable en mi vida, pero pude hacerle frente. No creo que me
haya dejado cicatrices permanentes; al contrario, creo que soy una persona
más fuerte gracias a esa experiencia. Mirando atrás, sólo ha habido una cosa a
la que no he podido hacer frente: mi esclavitud a este maldito hierbajo.
Hace unos años pensaba que tenía todas las preocupaciones del mundo
teniendo tendencias suicidas, no en el sentido de tirarme de un tejado, sino en
el sentido de saber que pronto el fumar me mataría. Discutía conmigo mismo
que si así era la vida con mi «ayuda», no valdría la pena vivir mi vida sin él. Lo
que no me di cuenta fue que cuando estás hundido física y mentalmente todo
te deprime. Ahora me siento joven otra vez. Sólo una cosa causó el cambio en
mi vida: el no encontrarme en este abismo del fumar.

Ya sé que es típico decir: «Si no tienes salud, no tienes nada»; pero es la
absoluta verdad. Solía pensar que los aficionados a estar en óptima forma
física eran pesados. Yo pretendía que hay más en la vida que sentirse en
forma; hay copas y tabaco. ¡Bobadas! Cuando te sientes fuerte física y
mentalmente disfrutas de los momentos buenos y puedes hacer frente a los
momentos bajos. Confundimos la responsabilidad con el estrés. La
responsabilidad se llena de estrés, sólo cuando no te sientes lo suficientemente
fuerte para hacerle frente. Las personas como Richard Burton son fuertes física
y mentalmente. Lo que les destruye no son las tensiones de la vida, ni su
trabajo, ni la edad, sino las llamadas ayudas de que dependen; no son más que
ilusiones. Es triste que en su caso y en los de millones de otros, los apoyos
maten.

Míralo de la siguiente manera. Ya has decidido que no vas a permanecer
en la trampa para el resto de tu vida. Por tanto, en algún momento de tu vida, lo
encuentres fácil o difícil, tendrás que pasar por el proceso de liberarte. El fumar
no es ni hábito ni placer. Es drogadicción y una enfermedad. Ya hemos
demostrado que lejos de ser más fácil dejarlo mañana, se hará
progresivamente más difícil, como una enfermedad en la que vas empeorando
progresivamente; el momento para deshacerse de ella es AHORA, o cuanto
antes. Piensa en lo rápido que pasa cada semana de nuestra vida. No hace
falta más. Reflexiona sobre lo bueno que será disfrutar del resto de tu vida sin
que te amenacen aquellas sombras negras cada vez más grandes. Y si sigues
todas mis instrucciones, ni siquiera tendrás que esperar cinco días. No sólo lo
encontrarás fácil después de apagar el último cigarrillo, sino que también
DISFRUTARÁS DEL PROCESO.

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