lunes, 11 de diciembre de 2006

¿Echaré de menos los cigarrillos?

29.¿Echaré de menos los cigarrillos?

¡No! Una vez que haya muerto el «monstruito» y que tu cuerpo haya
dejado de pedir sus dosis de nicotina, el lavado de cerebro desaparecerá y te
encontrarás mejor preparado, no sólo física, sino también mentalmente,
afrontando los problemas de la vida, y también disfrutando plenamente de los
momentos de alegría.

Sólo hay un peligro: la influencia de los que siguen fumando. La idea de
que «lo ajeno siempre es mejor» es frecuente en muchos aspectos de nuestra
vida, y es fácilmente comprensible. En el caso del fumar, donde las desventajas
son tan grandes comparado con las ventajas (incluso estas no son más que
ilusiones),

¿por qué los ex fumadores tienden a envidiar a los fumadores?

Después de todo el lavado de cerebro que empezó durante nuestra
infancia, es comprensible que caigamos en la trampa desde el principio. Cuando
nos damos cuenta de que estamos haciendo el primo, y aun cuando muchos
conseguimos quitarnos el hábito, ¿por qué volvemos a caer directamente en la
misma trampa? Por la influencia de los fumadores.

Suele ocurrir en las situaciones sociales, especialmente después de una
comida. El fumador enciende su pitillo y el ex fumador siente la necesidad de
hacer lo mismo. Es una anomalía muy curiosa, sobre todo si consideras los
resultados del siguiente estudio de mercado; además de que todos los ex
fumadores se sienten satisfechos de haberlo dejado, todos los fumadores, a
pesar de que en sus retorcidos, drogodependientes y bien lavados cerebros
están convencidos de que les gusta, desearían no haberse enganchado nunca.
¿Por qué entonces ocurre a veces que el ex fumador envidia al fumador?

Hay dos motivos:

1. La idea de «un solo cigarrillo». Acuérdate, no existe tal cosa. Deja de
ver sólo ese momento aislado y míralo desde el punto de vista del
fumador. Puede que tú le envidies a él, pero la realidad es que, en
secreto o abiertamente, él te está envidiando a ti. Empieza a observar
a los demás fumadores. Son ellos en realidad los que más te pueden
ayudar a no volver. Fíjate en la rapidez con que se quema el cigarrillo,
en lo poco que tarda el fumador en encender otro. Verás no sólo que el
fumador fuma sin darse cuenta de ello, sino también que hasta el acto
de encender parece automático. Recuerda que no disfruta, ocurre que
no puede disfrutar de nada sin fumar. No olvides sobre todo que
cuando se vaya, va a tener que seguir fumando. A la mañana
siguiente, cuando se despierte con el pecho como una pocilga, va a
tener que seguir asfixiándose. Tendrá que fumar la próxima vez que
suba el precio del tabaco, la próxima vez que note un dolor en el
pecho, el próximo Día Nacional Anti-tabaco, la próxima vez que vea sin
querer la advertencia impresa en el paquete, la próxima vez que se
hable del cáncer. Sufrirá la próxima vez que vaya a la iglesia, al
hospital, a la biblioteca, al dentista, al médico, al supermercado» y la
próxima vez que viaje en Metro. Viviendo entre no fumadores, tendrá
que seguir pagando un dineral por tener el privilegio de poder
destruirse física y mentalmente. Toda una vida de suciedad, de mal
aliento, dientes manchados; toda una vida de esclavitud, de
destrozarse, de sombras negras en el fondo de la mente. Todo eso,
¿para conseguir qué? Para intentar conseguir la ilusión de volver al
estado en el que se encontraba antes de engancharse.

2. El segundo motivo por el que algunos ex fumadores sienten la
necesidad de fumar en estas ocasiones es porque el fumador está
haciendo algo (fumando); y el no fumador no hace nada; por tanto,
tiende a sentirse privado de algo. Métetelo en la cabeza de una vez: no
es al no fumador a quien se le priva, sino el fumador quien se priva de:
SALUD
VITALIDAD
DINERO
CONFIANZA EN SÍ MISMO
PAZ MENTAL
VALOR
TRANQUILIDAD
LIBERTAD
RESPETO A SI MISMO

Quítate el hábito de envidiar a los fumadores, y empieza a verlos como lo
que realmente son: pobres seres patéticos. Yo fui uno de los peores. Por eso
estás leyendo este libro. Son precisamente los que no pueden enfrentarse al
problema, los que tienen que seguir engañándose, siendo los más patéticos de
todos.

No envidiarías a un heroinómano y no tienes por qué envidiar al pobre
adicto a la nicotina. La heroína mata a menos de dos mil personas al año en
España. La nicotina mata a más de sesenta mil personas al año en España y
alrededor de cinto millones en el mundo entero. Ya ha matado a más personas
en este planeta que en todas las guerras de la historia. Igual que toda
drogadicción, la tuya no se mejorará. Cada año empeorará más y más. Si no
disfrutas de ser fumador hoy, menos lo disfrutarás mañana. No envidies a los
fumadores.

Ten lástima de ellos. Créeme: NECESITAN TU COMPASIÓN.

No hay comentarios: