miércoles, 13 de diciembre de 2006

¿Debo evitar las situaciones tentadoras?

38.¿Debo evitar las situaciones tentadoras?

He sido bastante dogmático en mis consejos hasta ahora, y prefiero que
trates todo lo que digo, más como una serie de instrucciones que como
consejos. Soy dogmático, porque hay razones concretas y prácticas en lo que
digo y es el resultado del estudio de miles de casos reales.

Sin embargo, cuando se trata de evitar o no evitar las situaciones en las
que uno puede sentirse tentado, me resulta más difícil ser dogmático. Cada
fumador tendrá que decidirlo él
mismo. De todos modos, puedo hacer un par de
comentarios que espero que sirvan.

Repito que fumamos toda la vida por miedo, y ese miedo tiene dos fases
claramente distinguibles:


1. ¿Cómo voy a poder vivir sin tabaco?
Este miedo es una sensación de pánico que se apodera de ti, cuando
ves que se acaban los cigarrillos y los bares y las tiendas están
cerrados. Este pánico no es resultado del mono, sino de la sensación
psicológica de dependencia: no puedes sobrevivir si no tienes tabaco.
El miedo llega a su punto culminante cuando fumas tu último cigarrillo;
en este momento el mono es mínimo.

Es miedo a lo desconocido, el mismo miedo que se siente cuando uno
aprende a tirarse al agua desde un trampolín. El trampolín está a
medio metro del agua, y parece que está a tres metros. Hay dos
metros de agua, pero parece como si sólo hubiera un palmo. Se
necesita coraje para tirarse. Estas convencido de que te vas a partir el
cráneo. Ese primer salto es lo difícil. Una vez que te has tirado, el resto
es fácil.

A su vez esto explica, por qué algunas personas de mucha voluntad no
tratan nunca de dejar de fumar, o cuando lo intentan no duran más que
unas horas. Algunos de los que fuman veinte cigarros al día tratan de
dejarlo, y encienden un cigarrillo en menos tiempo que si no se lo
hubieran propuesto. La decisión les produce pánico, que es una forma
de estrés. Inmediatamente se dispara el mecanismo mental
: «Fúmate
un cigarrillo»; pero ya no puedes, te has privado de algo (más estrés
todavía), se dispara el mecanismo otra vez, hasta que se funden los
fusibles y enciendes un cigarrillo.

No te preocupes, el pánico es sólo psicológico. Es el miedo a la
sensación de dependencia. La gran verdad es que no dependes del
tabaco, ni siquiera mientras te dure la adicción a la nicotina. No te
asustes, confía en mí y tírate.



2. La segunda fase del miedo llega a más largo plazo, es el temor de que
ciertos momentos o ciertas situaciones perderán su valor o su gusto si
no puedes fumar, o el no saber si vas a poder afrontar los momentos
traumáticos de la vida sin tabaco. No te preocupes; si tienes suficiente
coraje para tirarte, encontrarás que es todo lo contrario.


Podemos dividir, cómo no evitar la tentación en dos categorías:
1. «Tendré siempre tabaco a mano. No fumaré, pero me sentiré más
seguro sí sé que está allí.»
El porcentaje de personas que fracasan haciendo esto es mucho
mayor que el de las personas que tiran los cigarrillos. Creo que es así
porque si tienes un mal momento durante el período de retirada de la
nicotina, es más fácil encender un cigarrillo teniéndolo a mano;
mientras que si tienes que pasar por la vergüenza que supone tener
que salir a comprar tabaco, será más fácil vencer a la tentación. De
todas formas el momento habrá pasado antes de que llegues al
estanco.

Pero también creo que el alto porcentaje de fracasos en estos casos
se debe a que el fumador no está plenamente comprometido en
dejarlo. Recuerda que hay dos elementos esenciales para el éxito:
La convicción total.

Poderse decir: «Qué maravilla, ya no tengo que fumar más.»
En cualquiera de los casos, ¿por qué tienes que tener tabaco? Si
todavía sientes la necesidad de llevar un paquete de tabaco a todas
partes, creo que deberías volver a leer el libro. Es probable que haya
algo que no has captado bien.

2. «¿Debo evitar las situaciones de estrés, o las situaciones sociales, las
fiestas, las comidas, etc.?» Mi consejo es: si puedes evitar situaciones
de estrés, hazlo durante el período de retirada de la droga. No va a
servir de nada someterte a unas presiones innecesarias. En cuanto a
las situaciones sociales, creo que debes empezar a disfrutarlas del
todo desde un principio
. No necesitas el tabaco, incluso mientras sigas
enganchado a la nicotina. Ve a la fiesta y disfruta del hecho de que ya
no necesitas fumar. Enseguida te demostrarás a ti mismo que uno se
lo pasa mejor sin tabaco, piensa en lo que vas a disfrutar cuando
destruyas definitivamente al «monstruito» y elimines de tu cuerpo
todos esos venenos.

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