miércoles, 13 de diciembre de 2006

Consejos para los no-fumadores

44.Consejos para los no-fumadores

Procura que tus amigos o parientes fumadores lean este libro.

Primero hojea el libro tú mismo, e intenta ponerte en el lugar del fumador.
No intentes obligarle a leer el libro, ni pretendas que deje de fumar
diciéndole que está arruinando su salud o malgastando su dinero. Todo eso ya
lo sabe él mejor que tú. Los fumadores no fuman porque disfruten de ello o
porque quieran hacerlo. Es sólo lo que dicen a los demás y a sí mismos y para
mantener su propio respeto. Fuman porque se sienten dependientes del tabaco,
porque creen que les relaja, que les da coraje y confianza, y porque no pueden
disfrutar de la vida sin cigarrillos. Si intentas obligar a un fumador a que lo deje
por la fuerza, se siente como un animal acorralado, y necesita fumar aún más.
Corres el riesgo de convertirle en fumador secreto, lo cual le convencerá más
todavía de que el cigarrillo es lo más valioso del mundo. (Ver capítulo veintiséis.)
Hazle ver la otra cara de la moneda. Procura que tenga oportunidad de
hablar con personas que antes fumaban mucho y lo han dejado con éxito. Ya
existen millones de esas personas aquí en España. Que te cuenten ellos a tu
fumador cómo también creían estar enganchados para toda la vida, y lo
hermoso que es todo cuando no fumas.

Una vez que el fumador empiece a creer que puede dejar de fumar, se le
empezará a abrir la mente. Entonces puedes comenzar a explicar la ilusión que
crea la ansiedad producida por la retirada de la nicotina. Cómo los cigarrillos, en
lugar de darle un estímulo, están destruyendo la confianza en sí mismo,
haciendo que sea irritable e impidiendo que se relaje.

Ahora debería estar dispuesto a leer este libro él mismo. Esperará
encontrar página tras página de estadísticas relacionadas con el cáncer de
pulmón, o las enfermedades de corazón; explícale de antemano que el enfoque
aquí es completamente diferente, y que el asunto de la salud sólo es una
pequeña parte.

Ayúdale durante el periodo de retirada de la droga.

Siempre hay que suponer que el ex fumador sufre, aunque no se le note.
No intentes minimizar su sufrimiento diciéndole que es fácil dejar de fumar, eso
lo puede hacer él. No dejes de decirle lo orgulloso que estás de él. Asegúrale
que tiene mucho mejor aspecto, que huele mejor, que respira mejor. Es
importante seguir haciendo esto. Cuando una persona deja de fumar, la euforia
del momento y el apoyo moral de su familia o de sus amigos le ayuda
enormemente. Pero a estos amigos y familiares se les olvida pronto. No hay que
parar de alabarle.

Si el ex fumador no habla del tabaco, puedes pensar que se le ha olvidado,
y a lo mejor no quieres recordárselo. Suele ser todo lo contrario, sobre todo con
el Método de la Fuerza de Voluntad: el pobre hombre está obsesionado. No
temas, hablar del tabaco y sigue con las alabanzas. Él ya te dirá sí no quiere
que hables de fumar.

Haz un esfuerzo para quitarle presiones durante el período de retirada de
la droga. Intenta inventar formas de hacerle la vida más interesante y divertida.
Puede ser un período difícil para los no fumadores. Si un miembro de un
grupo de personas está inaguantable, suele fastidiar a todos. Si el ex fumador
se irrita, ten en cuenta este fenómeno. Si se enfada contigo, no le sigas el juego.
Es justo en este momento cuando más necesita tu cariño y tu admiración. Si tú
mismo te irritas, procura ocultarlo.

Cuando yo intentaba dejar de fumar con el Método de la Fuerza de la
Voluntad, uno de los trucos que empleaba era ponerme tan insufrible que mi
mujer o mis amigos me decían: «No puedo soportar verte sufrir tanto. Anda,
fúmate un pitillo.» Entonces el fumador se siente justificado. Él no se ha rendido:
son los demás los que quieren que fume. Si el ex fumador utiliza este truco, no
le digas nunca que vuelva a fumar, dile: «Si es esto lo que hace el tabaco a las
personas, menos mal que lo estás dejando y que te vas a liberar de ello. Menos
mal que has tenido el valor y la sensatez de dejarlo.»

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