miércoles, 13 de diciembre de 2006

Cinco años de experiencia

42.Cinco años de experiencia

Ahora cuento con cinco años más de experiencia, desde que publiqué la
primera edición de este libro. Esta experiencia es producto de lo que he
aprendido de los fumadores que acuden a mis sesiones y de cartas que he
recibido de los que han leído el libro. Al principio era una lucha. Los llamados
expertos menospreciaban mi método. En la actualidad fumadores de todo el
mundo acuden a mis sesiones, y más médicos que miembros de cualquier otra
profesión. En el Reino Unido se considera el libro como la ayuda más efectiva
para dejar de fumar y su fama está extendiéndose rápidamente por el resto del
mundo.

No soy filántropo. Hago hincapié en que mi batalla no es contra los
fumadores, sino contra el fumar; y la libro por la razón puramente egoísta de
que me gusta hacerlo. Cuando me entero de que un fumador ha podido escapar
de la prisión, recibo una inmensa sensación de placer, aunque no tenga nada
que ver conmigo.
Puedes imaginar el inmenso placer que obtengo de los miles
de cartas de agradecimiento que he recibido a lo largo de los años.
También he padecido mucha frustración, causada, en principio, por dos
categorías de fumador. En primer lugar, a pesar de mi advertencia en el capítulo
anterior me perturba el número de fumadores que encuentran fácil dejarlo, pero
que vuelven a engancharse y luego encuentran que no pueden conseguirlo una
segunda vez. Esto se aplica no sólo a lectores del libro, sino a los que acuden a
mis sesiones.ç

Hace unos dos años un hombre me llamó por teléfono. Estaba muy
alterado; bueno, estaba llorando. Dijo: «Te pagaré mil libras (doscientas mil
pesetas) si puedes ayudarme a dejar de fumar durante una semana. Sé que si
puedo aguantar una semana, lo conseguiré». Le dije que cobraba un precio fijo
y que no tenía que pagar más. Acudió a una sesión en grupo y, asombrado,
encontró fácil dejarlo. Me mandó una carta muy bonita de agradecimiento.
Casi lo último que digo a los ex-fumadores que salen de mis sesiones es:
«Recuerda, nunca debes fumar otro cigarrillo». Este hombre dijo: «No te
preocupes. Allen. Si llego a dejarlo, no fumaré nunca más».

Sabía que la advertencia no le había entrado de verdad. Dije: «Sé que te
sientes así ahora, pero ¿cómo te sentirás dentro de seis meses?»
Dijo: «Allen, no fumaré nunca más».

Un año más tarde, otra llamada. «Allen, he fumado un puro en Navidad, y
ahora estoy fumando cuarenta cigarrillos al día».

Le dije: «¡Te acuerdas cuando me llamaste la primera vez. Lo odiabas
tanto que estabas dispuesto a pagarme mil libras si pudieras dejarlo durante
solo una semana».
— «Sí me acuerdo, ¡qué estúpido he sido!»
— «¿Te acuerdas que me prometiste no volver a fumar nunca más?»
— «Lo sé. Soy imbécil».

Es como encontrar a alguien hundido hasta el cuello en lodo. Le ayudas a
salir. Está muy agradecido, y luego seis meses más tarde se vuelve a tirar en el
mismo sitio.

Irónicamente, cuando este hombre acudió a otra sesión dijo: «Lo puedes
creer, ofrecí pagarle a mi hijo mil libras si no fumaba antes de cumplir los
veintiún años. Se Io he pagado y ahora a los veintidós años fuma como un loco.
No puedo creer que pudiera ser tan estúpido.»

Dije: «No veo cómo puedes llamarle a él estúpido. Al menos evitó la
trampa durante veintidós años y no entiende la miseria que le espera. Tú lo
sabías y sobreviviste sólo un año.»

Los fumadores que encuentran fácil dejar de fumar y vuelven a empezar
son un problema especial y he publicado otro libro para ayudarles. Mientras
tanto, cuando te liberes, TE RUEGO QUE NO COMETAS EL MISMO ERROR.

Los fumadores creen que tales personas vuelven a empezar porque siguen
enganchadas y echan de menos el cigarrillo. En realidad encuentran tan fácil
dejarlo que pierden su temor
a fumar. Piensan: «Sí, puedo fumar un cigarrillo
ocasional. Incluso si me engancho de nuevo, encontraré fácil dejarlo.»
Me temo que no funciona así. Es fácil dejar de fumar, pero es imposible
intentar controlar la adicción. Lo único imprescindible para convertirse en no
fumador es no fumar.

Otra categoría de ex fumadores que me causa frustración es la de aquellos
que tienen demasiado miedo para intentarlo o, cuando lo intentan, les es muy
difícil. Las dificultades principales parecen ser las siguientes:

1. Miedo ante el fracaso. No hay que tener vergüenza por fracasar, pero
no probarlo es una sencilla estupidez. Igual que si no compras un
billete de lotería, no te tocará nunca. Lo peor que te pueda ocurrir es
que fracases, en cuyo caso no estarías peor de lo que estás ahora.
Piensa en lo maravilloso que será si lo consigues. Si no lo intentas,
está garantizado que has fratasado.

2. Miedo ante el pánico y a la depresión. No te preocupes. Pregúntate:
¿qué cosa tan terrible me sucedería si nunca más fumo otro cigarrillo?
Nada en absoluto. Te ocurrirán cosas terribles si sigues fumando. En
todo caso, el pánico se debe a los cigarrillos y pronto desaparecerá. El
mayor beneficio es deshacerte de ese miedo. ¿Verdaderamente, crees
que existen fumadores dispuestos a que se les amputen los brazos y
las piernas por el placer que piensan recibir fumando? Si sientes que
te entra el pánico, ayúdate inspirando profundamente. Si estás con
otras personas y te están deprimiendo, aléjate de ellas. Escapa al
garaje o a una habitación vacía o donde sea.

Si sientes que quieres llorar, no tengas vergüenza. Llorar es una
manera natural de aliviar la tensión. Nadie ha llorado sin sentirse mejor
después. Una de las cosas terribles que hacemos es enseñar a los
niños a no llorar. Ves cómo luchan para que no les salgan las lágrimas,
y observa cómo aprietan la mandíbula. Estamos diseñados para
mostrar nuestras emociones y no reprimirlas. Grita, chilla o entra en
cólera. Dale una patada a un archivador o a una caja de cartón.
Considera tu batalla como un partido de boxeo que no piensas perder.
Nadie puede parar el tiempo. Cada momento que pasa, el
«monstruito» está muriendo. Disfruta de tu triunfo inevitable.

3. No seguir las instrucciones me parece increíble: pero me dicen algunos
fumadores: «Tu método no funcionó conmigo.» Luego describen cómo
no hicieron caso no sólo de una instrucción, sino de casi ninguna.
(Para mayor claridad, resumiré las instrucciones en una lista de
referencia al final del capítulo.)


4. Malentender las instrucciones. Los problemas principales parecen ser
los siguientes:

a) «No puedo dejar de pensar en fumar.» Por supuesto que no
puedes, y si intentas hacerlo, crearás una fobia y estarás
deprimido. Es como intentar dormir por la noche; cuanto más lo
deseas, más difícil es. Pienso en el fumar durante el 90 por 100
del tiempo en que estoy despierto y dormido. Lo que piensas es
lo importante. Si consideras: «Ah, me encantaría un cigarrillo», o
«¿Cuándo seré libre?» te sentirás deprimido. Si piensas:
«¡HURRA, soy libre!», serás feliz.

b) «¿Cuándo desaparecerá la ansiedad física?» La nicotina sale
del cuerpo muy rápidamente. Pero es imposible decir cuándo tu
cuerpo en particular dejará de ansiar la nicotina. Esa sensación
de vacío y de inseguridad se debe al hambre normal, a la
depresión o al estrés. Lo único que hace el cigarrillo es
aumentar la sensación. Por esto los fumadores que lo dejan
empleando el Método de la Fuerza de Voluntad nunca tienen
claro cuándo lo han conseguido. Incluso después de que el
cuerpo haya dejado de ansiar la nicotina y tiene hambre o estrés
normal, su cerebro sigue diciendo: «Esto quiere decir que te
apetece un cigarrillo.» Lo esencial es no esperar a que la
ansiedad por la nicotina desaparezca; es tan leve que ni siquiera
sabemos que está allí. lo reconocemos sólo con el pensamiento:
«Me apetece un cigarrillo.» Cuando sales del dentista después
de la última visita, ¿te quedas esperando hasta que deje de
dolerte la boca? Por supuesto que no. Continúas con tu vida.
Incluso si sigues con un leve dolor en tu mandíbula, estás feliz.
c) Quedar en la espera del instante de «revelación». Si te quedas
esperándolo, sólo estás causando otra fobia. Una vez lo dejé
durante tres semanas con el Método de la Fuerza de la
Voluntad. Me encontré con un compañero del colegio ex
fumador.

Preguntó: «¿Qué tal te va?»
Dije: «Lo he aguantado durante tres semanas.»
Dijo: «¿Qué quieres decir, has aguantado durante tres
semanas?»
Dije: «Llevo tres semanas sin un cigarrillo.»
Dijo: «¿Y qué vas a hacer? ¿Aguantar el resto de tu vida? ¿Qué
estás esperando? Ya lo has hecho. Eres un no fumador.»
Pensé: «Tiene toda la razón. ¿Qué estoy esperando?.»

Desafortunadamente como en ese momento de mi vida no
entendía la naturaleza precisa de la trampa, pronto volví a caer
dentro; pero aquella observación se quedó conmigo. Te haces
no fumador en el momento en que apagas tu último cigarrillo. Lo
importante es ser feliz desde el principio siendo un no fumador.


d) «Sigo ansiando los cigarrillos.» Entonces te estás comportando
de modo muy estúpido. ¿Cómo puedes pretender decir «quiero
ser no fumador» y luego decir «me apetece un cigarrillo».
Es
una contradicción. Si dices: «me apetece un cigarrillo», estás
diciendo: «Quiero ser fumador.» A los no fumadores no les
apetece fumar los cigarrillos. Ya sabes lo que quieres hacer en
realidad, así que deja de castigarte.

e) «He optado por no vivir.» ¿Por qué? Lo único que tienes que
hacer es dejar de asfixiarte. No tienes por qué dejar de vivir.
Mira, es así de sencillo. Durante los próximos días tendrás un
leve trauma en tu vida. Tu cuerpo ansiará la nicotina a nivel
físico. Ahora, ten en cuenta lo siguiente: no estás peor de lo que
estabas. Esto lo llevas padeciendo durante toda tu vida como
fumador, cada vez que duermes, o en la iglesia, o en el
supermercado o en una biblioteca, ¿No te molestaba cuando
eras fumador?, si no lo dejas seguirás padeciendo este estrés
durante el resto de tu vida. Los cigarrillos no mejoran las
comidas, ni las copas, ni las ocasiones sociales; las estropean.
Incluso mientras tu cuerpo sigue ansiando la nicotina a nivel
físico las comidas y ocasiones sociales son maravillosas. La
vida es una maravilla. Participa en acontecimientos sociales,
incluso sabiendo que habrá veinte fumadores. Acuérdate, no
eres tú quien se priva, sino ellos. A cada uno de ellos le
encantaría ser como tú. Disfruta de ser la prima dona y el centro
de sus atenciones. Dejar de fumar puede ser un maravilloso
tema de conversación, sobre todo cuando los fumadores ven
que eres feliz y que estás de buen humor. Pensarán que eres
increíble. Lo importante es que estarás disfrutando de la vida
desde el principio. No hace falta envidiarles a ellos. Ellos te
estarán envidiando a ti.

f) «Estoy triste e irritable.» Eso es porque no has seguido mis
instrucciones. Entérate de cuáles son. Algunas personas
entienden y creen todo lo que digo, pero empezarán con un
sentimiento de pesimismo, como si algo terrible estuviera
ocurriendo. No sólo estás haciendo lo que querrías hacer, sino
lo que cada fumador en el planeta querría hacer. Con cualquier
método para dejarlo, el ex fumador trata de lograr una cierta
actitud mental, de manera que, cuando reflexiones sobre el
fumar piensa: «¡HURRA, SOY LIBRE!» Si este es tu objetivo,
¿por qué esperar? Empieza con esta actitud y no la pierdas
nunca. El resto del libro está diseñado para hacerte entender
que no hay alternativa.


Las instrucciones

Si sigues estas sencillas instrucciones, es imposible que fracases:

1. Toma la decisión solemne de que nunca más fumarás, masticarás o
chuparás nada que contenga nicotina, y nunca dudes de tu decisión.

2. Grábatelo en tu mente; no hay absolutamente nada que sacrificar. Con
esto no quiero decir simplemente que estarás mejor como no fumador
(has sabido esto toda tu vida); ni quiero decir, aunque no hay ninguna
razón para fumar, que tienes que conseguir algún tipo de placer o
ayuda de ello, si no, no lo harías. Lo que quiero decir es que no existe
ningún placer o ayuda auténtico en el fumar. Es sólo una ilusión, como
darte con la cabeza contra una pared sólo para tener la sensación
agradable cuando dejas de hacerlo.

3. No existe esa cosa llamada fumador empedernido. Eres uno de los
millones que cayeron en esta trampa sutil. Igual que millones de otros
ex fumadores que alguna vez pensaban que no podrían escapar, tú
has escapado.

4. Si en cualquier momento de tu vida sopesaras los pros y contras del
fumar, siempre llegarías a la conclusión: «Deja de hacerlo. Eres
imbécil.» Nada cambiará esto nunca. Siempre ha sido así y siempre
será así. Has tomado lo que tú sabes que es la decisión correcta, no te
tortures dudando.

5. No intentes no pensar en fumar ni preocuparte de estar pensando en
ello continuamente. Pero cuando piensas en fumar—sea hoy, mañana,
o el resto de tu vida— piensa: «¡QUÉ BIÉN, SOY NO FUMADOR!»

6. NO UTILICES ningún sustituto;
NO GUARDES tabaco;
NO EVITES a otros fumadores;
PROCURA NO HACER CAMBIOS importantes en tus costumbres por
el hecho de haber dejado de fumar.
Si sigues las instrucciones, pronto experimentarás el instante de la
revelación. Pero:

7. No te quedes en la espera de este instante. Sigue con tu vida. Disfruta
de los momentos buenos y afronta los malos. Descubrirás que dentro
de nada llegará el instante.

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